martes, 6 de agosto de 2013

La isla blanca


Hace unos días nos escapamos de fin de semana para visitar la costa de la región de Poitou- Charentes. La idea era hacer noche en La Rochelle y visitar esa ciudad.
 
Llegamos a La Rochelle a la hora de comer de un caluroso sábado de Julio, vamos que se juntó todo: calor, mercadillo por el centro, calles cortadas, multitud y hambre... Conseguimos aparcar el coche en una zona azul y tuvimos la suerte de tenerlo allí quietecito durante dos días por 2€ (claro, los domingos es gratis).
 
Para esta ocasión quisimos darnos el lujo de estar en un buen hotel. Entre los más valorados de la página de tripadvisor estaba el Best Western Champlain... y nos apeteció.



Nuestra habitación en La Rochelle

El caso es que el hotel no estaba mal, pero nos desilusionó un poco, esperábamos que con esa puntuación y con el precio que tenía íbamos a encontrarnos con algo mejor. En mi opinión fue caro relación calidad-precio.

Tras desembarcar las maletas en el hotel (la habitación la veríamos más tarde porque no estaba lista todavía) pudimos ponernos a salvo del solano que caía en un parque que hay a los dos lados del río de la ciudad. Allí nos comimos nuestros bocatas traídos de casa que nos supieron a gloria!



Con el calor que hacía la verdad que no hicimos mucho más ese día, era agobiante, había muchísima gente y ni una sombra para cobijarse, acabamos en el hotel durmiendo la siesta hasta las 19 con el aire acondicionado a tope. Después paseo, aperitivo en el puerto (allí probamos por primera vez el Pineau de Charentes) y cena en un restaurante también muy recomendado en Tripadvisor y también decepcionante (creo yo que no le haremos mucho caso a esta página de aquí en adelante).

Puerto deportivo de La Rochelle con las famosas torres de entrada al fondo

Ostras frescas en los restaurantes del puerto
 

Y viendo el agobio de gente y que no estábamos disfrutando de la ciudad... decidimos que al día siguiente nos íbamos a la Isla de Ré.

La Isla de Ré, también conocida como Ré, la blanca, se encuentra al lado de La Rochelle y está unida al continente por un puente. Como el peaje para pasar con coche resultaba caro, conseguí convencer a Manu de levantarnos a las 6.30 un domingo para coger el primer autobús que iba a la Isla. Decidimos alquilar un tándem (tenemos una larga historia con los tándems) en el pueblo de Ars-en-Ré porque está más o menos en el centro. Hay que decir que es una isla pequeña, 26 km de larga por 5 de ancha, y es totalmente ciclable. Además es muy agradable ir por los caminos para bicicleta con el aire y el sol dándote en la cara. Hay numerosos lugares donde alquilan bicis por toda la isla.

El campanario de Ars- en- Ré, que se distingue desde bien lejos por esos dos colores que la caracterizan
Así que, una vez en el tándem, vivimos un día maravilloso recorriendo la isla y haciendo paradas conforme nos apetecía. Entre otras cosas subimos al faro de las ballenas y nos bañamos en un par de playas de arena que la marea cambia totalmente conforme pasa el día, increíble.


Escalera de subida al faro de las ballenas.

Vista desde el faro de las ballenas. Con la marea baja se distingue bien la antigua esclusa para peces.


Y para comer, cómo no, pescadito bueno en Les portes-en- Ré. Un día ESPECTACULAR!